El Aprendizaje
Basado en Proyectos es un método docente basado en el estudiante como
protagonista de su propio aprendizaje.
En este método, el aprendizaje de conocimientos tiene la misma
importancia que la adquisición de habilidades y actitudes.
El método consiste en la realización de un proyecto,
normalmente de cierta envergadura y en grupo. Ese proyecto ha sido analizado
previamente por el profesor para asegurarse de que el alumno tiene todo lo necesario
para resolverlo y que en su resolución desarrollará todas las destrezas que se
desea.
El desarrollo del proyecto empieza con una pregunta generadora.
Esta no debe tener una respuesta simple basada en información, sino requerir
del ejercicio del pensamiento crítico para su resolución. El proyecto ayuda a
modelar el pensamiento crítico y ofrece andamiaje para que el estudiante
aprenda a realizar las tareas cognitivas que caracterizan el pensamiento
crítico: juzgar entre alternativas, buscar el camino más eficiente para
realizar una tarea, sopesar la evidencia, revisar las ideas originales,
elaborar un plan o resumir los puntos más importantes de un argumento.
Se considera que surgió en Estados Unidos a
finales del siglo XIX, comúnmente es conocido como la enseñanza que se basa en
el hacer. El educador William H. Kilpatrick fue quien elaboró el concepto y lo
hizo famoso. El alumno se involucra en un problema real y que involucra
distintas áreas.
Consta de diferentes fases: Planeación, establecimiento de metas
y objetivos a alcanzar, orientación, recolección de datos, análisis de datos,
reporte de proyecto y evaluación.
En cuanto al papel del docente este se basa
en ayudar a los niños y niñas a ampliar su campo de intereses, proponiéndoles
nuevas vivencias y alentándolos en el uso de nuevos recursos. Es importante
también que oriente a los estudiantes hacia una mayor profundización de sus
inquietudes. Adicionalmente debe ayudar a perfilar los temas de investigación
entre los muchos asuntos que los estudiantes pueden plantear.
El horario tradicional de clase, con sus
cortos lapsos fragmentados para asignaturas diversas, no favorece el trabajo
por proyectos. Ello supone un trabajo por ámbitos donde se agrupen materias y
asignaturas lo cual implica también un cambio en la organización horaria del
centro.
Conviene dedicarle espacios más grandes de
tiempo: una mañana o una tarde completas una o dos veces por semana. De esta
manera, los niños pueden trabajar con tranquilidad en tareas que exigen
concentración y dedicación, que no son posibles de resolver en cuarenta y cinco
minutos. Para los proyectos más complejos puede ser provechoso dedicar
adicionalmente lapsos intensivos de labor de dos o tres días seguidos.
Recordemos que este tiempo no se «pierde», puesto que gracias a él pueden
lograrse aprendizajes de calidad en diversas áreas
Las características generales de los
proyectos es que deben ser problemas reales, se analizan análisis
individualmente y en grupos y que no
tengan una única solución correcta.
El papel del profesor es supervisar y revisar el plan de trabajo de
cada equipo, reunirse con los equipos en el espacio de tutoría, utilizar clases
para satisfacer necesidades de los grupos. La interacción con el alumno: en las
sesiones presenciales se limitará a la
orientación y las dudas del estudio. También realizara un seguimiento
del grupo en las tutorías.
La mayor parte del trabajo se realiza fuera
del aula, el producto consistirá en el
Proyecto con todas sus fases, expuesto ante la clase.
El tiempo generalmente es de meses y en la
evaluación se evalúa tanto el proceso y como producto.
Las aulas probablemente no sean necesarias
sino espacios de trabajo en grupo.
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